Las
costas argentinas fueron escenario de la batalla más curiosa de la Segunda
Guerra Mundial, que culminó con el hundimiento de dos naves nazis, el acorazado
Graf Spee, que había venido a invadir las Malvinas, y Ussukuma, que era su
apollo logístico.

El 17 de
agosto de 1945 arribó a Mar del Plata el sumergible nazi U-977, comandado por
Heinz Schäffer. Otro, el U-530, había llegado al mismo puerto en julio. La
noticia causó conmoción mundial y enfureció a Joseph Stalin, que estaba
convencido de que Hitler había huído en uno de ellos aunque el servicio de
inteligencia británico aseguraba que el führer se había suicidado. La segunda
querra languidecía y surgían rumores sobre otros acontecimientos como el
hundimiento del acorazado alemán Bismarck, la destrucción del acorazado
británico Hood y las andanzas de un barco espía nazi, el Ussukuma.
El tema del Ussukuma era el más raro. La
Marina de Guerra del Tercer Reich carecía de bases en el Atlántico sur para
abastecer de petróleo, alimentos y armamentos a sus barcos y submarinos. La
naviera Delfino podía facilitar a los nazis los puertos patagónicos, pero los
movimientos de combustible a gran escala se complicaban por falta de instalaciones
adecuadas y, especialmente, por su escasez durante las guerras.
Uno de los planes de los alemanes fue tomar
las islas Malvinas e instalar allí una base de submarinos. No era una idea
nueva: lo había intentado en diciembre de 1914 la flota al mando de Maximilian
von Spee, pero fue destruída en la
denominada Batalla de Falklands. En diciembre de 1939, el acorazado Almirante
Graf Spee -así bautizado en honor al marino muerto 25 años antes- tenía las
misma misión.
Los preparativos para la invación de las
Malvinas fueron complejos en extremo. El Ussukuma, que debía aprovisionar al
acorazado Graf Spee, estaba virtualmente cercado por la flota británica en el
puerto argentino de Bahía Blanca, con la orden de capturarlo en cuanto fuera
posible y destruírlo sin mas trámite. El Spee, entretanto, esperaba combustible
y provisiones en las cercanías de Punta del Este. Su capitán, Hans Langsdorff,
había informado a la Kriegsmarine que la nave corría serio riesgo de quedar al
garete. Ante esa circunstancia, el Ussukuma recibió órdenes de actuar,
intentando romper el bloqueo británico en la noche del 5 de diciembre de 1939.
Los espías británicos en la Argentina advirtieron al vicealmirante Henry
Harwood, comandante de la flota inglesa con base en Malvinas, que el barco
había zarpado sigilosamente. Harwood disponía de cuatro naves importantes: Los
cruceros pesados Exeter y Cumberland y los livianos Ajax y Achilles.
El capitán del Ussukuma pensó que si
llegaba a mar abierto su captura sería imposible, pero ante su sorpresa el
almirantazgo británico ordenó que lo capturaran en aguas territoriales
argentinas. Sorprendida por la acción, la tripulación del Ussukuma fue abordada
por los ingleses, que capturaron la máquina codificadora conocida vulgarmente
como Enigma. Mientras el barco se hundía lentamente, los vencedores armaron una
estrategia para capturar al Graf Spee obligando al oficial de comunicaciones
del Ussukuma a radiar una posición para el supuesto encuentro. El Spee, que
ignoraba lo ocurrido, se dirigió al lugar señalado en el amanecer del 13 de
diciembre. A esa hora, con el sol asomando, cayó en la trampa: lo que creyó que
era el Ussukuma, resultó ser la flota británica. Cuando se dio cuenta viró en
redondo pero era demasiado tarde. De todas formas el capitan Langsdorff se
batió con valentía: puso fuera de combate al Exeter y averió seriamente a los
cruceros livianos. Sin combustible, llegó al puerto de Montevideo, donde el
gobierno uruguayo le negó provisiones apurando su final: Langsdorff decidió hundir
la nave. El capitán no podía explicar lo sucedido ni revelar los terribles
problemas de abastecimiento que afrontaba la flota nazi, los periódicos lo
trataron como un cobarde y se suicidó.
De la tripulación del Ussukuma nada más se
supo hasta que, de pronto, surgió una novedad.
En fecha reciente, solicité al Servicio de
Hidrografía Naval (SHN) de la Marina argentina datos sobre un naufragio
señalado como desconocido en la carta H-210. La respuesta fue que no poseían
antecedentes. Luego de una compleja investigación, y con datos oficiales
obtenidos en Nueva Zelanda, les indiqué que el buque hundido no identificado en
la carta H-210 era el Ussukuma. Tras un complejo trámite, fui notificado por el
SHN de la total validez de los datos aportados sobre el barco alemán Ussukuma,
que figuraba como desconocido en las cartas marinas H-200 y H-210. El Servicio
de Hidrografía Británico confirmó también el hecho.
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Por Carlos De Nápoli
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fuente: revista Caras y Caretas, Nº 2.218, enero 2008